Tres años antes de que se celebrasen en España
las primeras elecciones democráticas Felipe González fue recibido por
el primer ministro de Suecia Olof Palme en su despacho oficial. El
político sueco estrechó la mano del entonces “Isidoro” que había sido
elegido en el Congreso de Suresnes secretario general del PSOE. Al
interesarse Olof Palme por la transición española, González le contó
los momentos especiales que había vivido con un periodista que le
entrevistó tras su elección porque ambos fueron detenidos y procesados
por el Tribunal de Orden Público ya que aún no se había conquistado la
libertad de expresión. Todavía no era palpable para los españoles la
trascendental tarea de Juan Carlos, actualmente despreciado no se sabe
por quién y de Adolfo Suárez, al que la historia lo tiene en su gloria.