jueves, 25 de enero de 2018

Sospech

El ministro Zoido y el director general de Tráfico llegaron al cementerio cuando el difunto iba camino de la sepultura en un lujoso ataúd. Ambas personalidades, en compañía de dos centenares de agentes del orden, consiguieron parar la larga comitiva fúnebre. Ante las protestas de los familiares y amigos del finado, el ministro del Interior les comunicó que la persona que iba en el féretro no podía ser enterrada o incinerada hasta que se le practicase la autopsia. 
-“Ya le han hecho una”, gritó la viuda. 
-“¿Y cuál ha sido el resultado, señora?” preguntó con delicadeza el director general de Tráfico.
- “Mi marido estuvo expuesto a cambios extremos de temperatura en la AP6 el día que nevó tanto mientras otros se calentaban en Sevilla” 
El ministro y el director general dieron el pésame a la viuda y se marcharon frustrados porque en el ataúd no iba vivo y coleando Puigdemont, como sospechaba Rajoy. (Ficción)